A diferencia de los trabajadores de empresas regidos por el Código del Trabajo, los trabajadores de la salud tenemos todavía el derecho a formar sindicatos sin correr tanto riesgo a quedar desamparados en cuanto a legislación laboral.
Esto nos permite, agruparnos en masivas organizaciones gremiales y ser capaces de enfrentar imposiciones gubernamentales y parlamentarias que quieren profundizar aún más la precarización de nuestro trabajo, como ya lo han hecho con gran parte de los trabajadores del país. Esta precarización se manifiesta en las jornadas extensivas, la inseguridad en el trabajo, los largos turnos de SAPU sin hora de colación, ni nada, que no solo nos afectan a nosotros como trabajadores de la salud, sino que también a los miles de trabajadores pobres que asisten día a día a los consultorios, ya que esta precariedad del sector público nos afecta a todos por igual, trabajadores y usuarios.
Sin embargo, a pesar de estar agrupados en organizaciones grandes (como en nuestro caso
Despertemos compañeros, de que sirve descansar en los hombros de nuestros dirigentes (a los cuales muchas veces solo conocemos en la tele o simplemente no conocemos), ¿Como fue que nos enteramos que íbamos a paro el 22 de abril por el tema de la píldora? ¿Fue por una decisión de todos los trabajadores? No, son decisiones tomadas desde arriba, donde a nosotros, los trabajadores, solo nos consultan si nos parece o no. Pero antes de esto los máximos dirigentes de nuestros gremios, ya se lo informaron a sus partidos, a la tele, al gobierno, etc.
Debemos luchar por una participación real y activa dentro de nuestras organizaciones, de todos los gremios de la salud, para que sean realmente democráticas. Somos nosotros los que sabemos donde nos aprieta el zapato, nadie más que nosotros puede levantar nuestras demandas, la demandas de nuestra clase.
No más burocracia en nuestras organizaciones,
¡por la unidad de los trabajadores de la salud en un sindicato único!
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